domingo, 6 de diciembre de 2009

La metamorfosis de Narciso

La metamorfosis de Narciso (Salvador Dalí, 1937) es una pintura intrigante, que siempre me ha parecido que esconde algo. Me fascinan en general los cuadros del artista que contienen imágenes dobles, y en este caso, Dalí ofrece no una imagen doble, sino dos. Dos figuras “iguales” pero “diferentes”, que remiten la una a la otra, que aunque tienen una clara identidad formal individual, a la vez actúan como “reflejos” recíproca e inevitablemente. Están ubicadas de una manera que las hace fácilmente homologables y provoca una continua búsqueda de la una en la otra.

Gracias a su título deducimos que el cuadro hace referencia al mito clásico de Narciso y Eco, pero lo hace de una manera muy diferente a la de otras pinturas que hablan del mismo tema. La mayoría de cuadros que ilustran la historia no parecen buscar la interpretación o la visión personal del pintor sobre la historia que narran, solamente darlo a conocer, difundirlo.

Dalí equipara la forma del protagonista con otra muy concreta y además añade multitud de detalles, de figuras, de elementos… que no aparecen en el mito según es narrado tradicionalmente, unos habituales en sus pinturas y otros no tanto, pero significativos en cualquier caso y que hacen preguntarse al observador por qué están ubicados de esa manera y en ese lugar.



ANÁLISIS SEMIÓTICO DEL CUADRO



NIVEL FIGURATIVO

Para estudiar la imagen, he comenzado definiendo su mundo posible. Al observarla con cuidado, éste parece conformado por: la figura mitológica de Narciso, su reflejo en el agua, un lago, una mano (gigante) petrificada, hormigas, huevo, flor, rocas, suelo ajedrezado, llanura roja, pueblo, camino, escultura humana, perro comiendo carne, conjunto de personajes desnudos, nubes, montañas.

Algunos de los elementos enumerados se corresponden con el mundo real y otros no son posibles en él. Por ejemplo, el huevo del que surge la flor del Narciso no pertenece al mundo tal y como lo percibimos sensiblemente (los huevos que nosotros conocemos son origen de seres animales, no vegetales), aunque aquí funciona como una semilla más que como un huevo propiamente dicho.

Por otra parte, algunos de los componentes del mundo posible son habituales en la imaginería de la pintura dalininana, como las hormigas, -que encontramos sin ir más lejos en La persistencia de la memoria- y que sobre la mano recuerdan a una escena de Un perro andaluz (película ideada por él y Buñuel), el perro o los personajes desnudos ubicados al fondo.

Considero especialmente importante señalar qué elementos de los que pintó Dalí “forman parte” del mito clásico y cuales no, es decir, cuales elegiríamos naturalmente para explicar la historia de Narciso y cuales no tienen, en principio, nada que ver. Quizá así es más fácil encontrar las claves de interpretación del cuadro, una vez eliminada la capa más “superficial”, la que habla de Narciso en cuanto personaje mitológico. Como figuras “externas” al mito e introducidas aquí por Dalí destacan el huevo, la mano de piedra, los personajes desnudos del fondo y el perro.

Lo que más llama la atención de la pintura es la pareja de formas que se encuentran en primer término: la ilustración del mito de Narciso a la izquierda y una mano petrificada que sostiene un huevo del que nace una flor a la derecha (referencia a la flor en que se convierte Narciso según el mito clásico). Ambas figuras son fácilmente homologables a causa de su relación formal, aunque la humana sólo se “convierte” en la mano empleando parte de su reflejo en el lago. Entre ellas se produce un isomorfismo, según lo define Omar Calabrese, es decir, una “identidad formal de estructuras pertenecientes a planos o niveles distintos, perceptible por una homologación entre las redes de relaciones que lo forman”[2]. La pregunta que no puedo evitar hacerme llegado este punto es por qué es precisamente una mano la figura equiparada con Narciso.

Hay cosas que unen y otras que separan a Narciso y la mano. Y es que vemos dobles que en realidad no lo son. Vemos un reflejo donde hay duplicación no exacta. Son figuras autónomas, no están colocadas simétricamente, una no refleja a la otra. Más bien una se metamorfosea en la otra.

Narciso se transforma en mano->huevo->flor a los ojos del observador (la metamorfosis se produce) de dos maneras:
- a través de sus semejanzas formales y también
- a través de un recorrido de la mirada: si dejamos la vista fija durante un tiempo, la figura de Narciso se confunde con el fondo rocoso, que lo configura como una superficie pétrea, al igual que la mano de piedra. La mano sostiene un huevo (semilla), de donde nace una nueva flor, un nuevo Narciso.

Hace falta un cierto saber en el observador (del mito de Narciso) para que interprete la imagen de esa manera y realice el recorrido visual así.

Los actores del cuadro (una vez conocida la historia) son Narciso y Némesis. Los personajes más alejados son sólo ecos de Narciso y lo que éste representa. El grupo de personas desnudas habla de la incapacidad de amar a los demás (mediante lo que se podría interpretar como una escena de seducción, rechazo y desengaño), y la “escultura” humana es un eco de Narciso magnificándose a sí mismo sobre un pedestal.

Narciso está presente y Némesis ausente del mundo posible del cuadro, pero se intuye su presencia ya que observamos el efecto de su acción, del castigo que impone a Narciso. Némesis es un sujeto agente y Narciso un sujeto de estado, al menos en la primera fase de esta “narración”. Por ella se desencadena el amor de Narciso hacia sí mismo y él sufre/recibe ese amor.

A pesar de ello, en una “segunda fase” de la “narración”, la muerte de Narciso por su transformación en flor podría ser considerada efecto de su mismo deseo. Así que quizá él sea aquí a la vez sujeto de estado y sujeto agente.

A la vez que sujeto, Narciso es antisujeto, porque es él mismo quien no le permite poseerse a sí mismo.

Espacio

La colocación de las dos figuras principales divide la pintura en dos mitades que separan horizontalmente el cuadro y a la vez encontramos dos planos diferentes, según la distancia de lo representado respecto del observador, según la profundidad.

Las dos mitades “precedentes”, por llamarlas de alguna manera, tienen dimensiones y proporciones similares pero también varias diferencias.

Parte izquierda:
- Predominan los colores cálidos (amarillo, naranja, rojo, marrón)
- La figura principal es amarilla, color que nos remite al sol, al día, a la vida
- Los contornos son difusos
- Narciso está extasiado ante la contemplación de su propio reflejo, de su amor (aunque abatido porque no puede poseerse)

Parte derecha:
- Predominan los colores fríos (blanco, gris, azul, verde) aunque hay una presencia significativa de rojo (que transmite las ideas de fuego, de infierno)
- La figura principal es blanca-gris (remitiéndonos a la luna, la noche, muerte, sueño)
- Los contornos están acabados, tiene más detallismo
- Una mano petrificada está llena de hormigas (símbolo de muerte) y sostiene el huevo del que nace la flor

La parte izquierda, que nos remite al día, se refiere a un estado de la consciencia (diferente al de la noche): el estado de la vigilia, que a su vez nos remite a un tipo de pensamiento racional. Al contrario, la parte derecha nos remite al estado de sueño, este a su vez al pensamiento inconsciente. Así, la parte derecha es más onírica, más ilógica, más simbólica

Los planos posteriores, separados entre sí por una carretera rupestre, que fácilmente podría simbolizar el camino hacia el narcisismo (que luego veremos que es un camino hacia la perdición), son también oponibles:

Plano del fondo a la izquierda:
- Conjunto de figuras humanas desnudas que no interactúan entre sí, son independientes, no como en muchos cuadros de Dalí donde están en posturas eróticas. Quizá se refiera aquí a la incapacidad de amar a los demás.

Plano del fondo a la derecha:
- Suelo ajedrezado, que simbólicamente representa los opuestos: bien y mal, luz y oscuridad, vida y muerte… haciendo eco quizá a las oposiciones que se establecen entre las dos figuras grandes del cuadro y que nos remite por otra parte a la inteligencia.
- Ese suelo sostiene a una figura humana desnuda a la manera de una escultura clásica (que nos habla de la importancia de la perfección física) subida a una peana. Esta figura nos remite a Narciso y su idolatría hacia sí mismo.
- El perro de la esquina inferior derecha parece estar comiendo una mano humana, en referencia directa a la mano petrificada que sostiene el huevo. Se encuentra en el primer plano, pero su pequeño tamaño (especialmente comparado con la mano a la que se encuentra adyacente) me hace incluirlo aquí.
- En el horizonte, sobresaliendo de los perfiles de las montañas, se encuentra la misma punta de los dedos que sostiene el huevo del que en el primer término sale una flor. El espacio está representado en la mitad derecha como una cadena de ecos sucesivos, ya que podríamos suponer que el paisaje del cuadro se repite hasta el infinito, una y otra vez, tras las montañas


Tiempo

La pintura muestra su movilidad en el acto de segmentación, ya que puede asignar duraciones muy diferentes a los “instantes escogidos” como medida del tiempo de la acción. Para representar el paso del tiempo representado es necesario bloquear el tiempo de la representación.

El cuadro elige dos momentos concretos del mito para representarlos, en concreto muestra a Narciso en un gesto de desesperación por no poder poseerse a sí mismo, el objeto de su amor. Y a la vez y contigua a él, se encuentra otra representación del mismo Narciso tras su transformación en flor o muerte. El cuadro no elige un momento pregnante, sino dos diferentes, gracias a los que el mito queda explicado. Se describe una metamorfosis, que por lógica discurriría durante un periodo de tiempo más o menos dilatado pero que aquí, por estar representado dentro del mismo marco de imagen, podemos apreciar de una sola vez.



NIVEL NARRATIVO

Descripción del mito de Eco y Narciso, narrado por Pausanias y más tarde por Ovido en una versión más compleja:

“Narciso, hijo del río Céfiso y la bella Liríope, era tan hermoso que desde el momento de nacer fue amado por todas las ninfas. Su madre acudió al adivino Tiresias para que le pronosticara si su hijo viviría muchos años. La respuesta fue:
- Tu hijo vivirá muchos años si no se ve a sí mismo.
Creció Narciso, con tales gracias que las mujeres le perseguían para amarle, pero él las rechazaba a todas. Un día que Narciso paseaba por el bosque le sorprendió la ninfa Eco que había sido castigada por la diosa Hera, esposa de Zeus, a que jamás podría hablar por completo; su boca sólo podría pronunciar las últimas sílabas de aquello que escuchara.
Eco se enamoró de Narciso nada más verlo y le fue siguiendo sin que él se diera cuenta. Cuando se decidió a acercarse las palabras se negaron a salir de su boca y se ocultó detrás de un árbol seco.
Entretanto Narciso hablaba con las flores del bosque:
- Hermosa flor, flor olorosa...
- Rosa, -repitió Eco-.
Narciso escuchó la voz de Eco y gritó:
- ¿Hay alguien por aquí?
- Aquí, aquí, -respondió la ninfa-.
Narciso, al oír a Eco, contestó:
- ¿Quién se oculta cerca de ese árbol seco?
Y la bella ninfa salió de entre los árboles con los brazos abiertos diciendo:
- Eco, Eco.
Cuando se encuentran, Eco abraza a Narciso, pero éste la rechaza y le dice:
- No pensarás que yo te amo...
- ¡Yo te amo!, ¡yo te amo!, -le contesta Eco-.
Entonces gritó Narciso:
- No puedo amarte.
- Puedo amarte, -repetía con pasión Eco-.
Narciso huye entre los árboles diciendo:
- No me sigas, ¡adiós!
- Adiós, adiós, -contesta Eco-.
La menospreciada Eco se refugia en el espesor del bosque. Consumida por su terrible pasión, delira, se enfurece y piensa: «Ojalá cuando él ame como yo le amo, se desespere como me desespero yo».
Némesis, diosa de la venganza, escuchó su ruego. En un tranquilo valle había una laguna, de aguas claras, que jamás había sido enturbiada, ni por el cieno, ni por los hocicos de los ganados. A esa laguna llegó Narciso y, cuando se tumbó en la hierba para beber, Cupido le clavó, por la espalda, su flecha del amor,... lo primero que vio Narciso fue su propia imagen, reflejada en las limpias aguas y creyó que aquel rostro hermosísimo que contemplaba era el de un ser real, ajeno a sí mismo. Se enamoró de aquellos ojos que relucían como luceros, de aquellas mejillas imberbes, de aquel cuello esbelto, de aquellos cabellos negros. Se había enamorado de... él mismo y ya no le importó nada más que su imagen. Permaneció largo tiempo contemplándose en el estanque y poco a poco fue tomando los frescos colores de esas manzanas, coloradas por un lado, blanquecinas y doradas por otro, transformándose lentamente en una flor hermosísima que al borde de las aguas seguía contemplándose en el espejo del lago.
En el mismo instante que Narciso se transformó en flor, Eco se desmoronó en la hierba, muerta de amor. El cuerpo de Eco nunca se pudo encontrar pero por montes y valles, en todas las partes del mundo, aún responde a las últimas sílabas de las voces humanas.” [3]


S - Narciso “tranquilo”
T1 - Castigo de Némesis
S1 - Narciso enamorado de sí mismo
T2 - Metamorfosis de Narciso
S2 - Narciso muerto (transformado en flor)

El cuadro muestra dos estados y hace presuponer uno anterior a ambos.

El primer estado sería uno que no aparece de manera obvia en el cuadro. Entendemos, al repasar los hechos del mito, un estado en el que Narciso es deseado por todas las ninfas pero él no se enamora de ninguna. Narciso es, por tanto, feliz, o al menos está tranquilo: no sufre a causa de ningún deseo insatisfecho.

Ese primer estado (S) sufriría una transformación (primera transformación, T1) a causa de la acción de Némesis, que castiga al protagonista por despechar a la ninfa Eco.

El castigo consiste en que Narciso se enamore de sí mismo, lo que supone una gran paradoja, puesto que lo que desea es algo que ya posee. Aunque no de la manera en que Narciso querría. Lo que a Narciso (Narciso sujeto) le PARECE alguien distinto a él, ES en realidad él mismo (Narciso objeto). Narciso no llega a llevar a cabo la acción de poseerse, porque no tiene la capacidad necesaria para hacerlo. QUIERE poseerse, pero NO SABE NI PUEDE.

El segundo estado (S1) nos presenta por tanto a Narciso enamorado de sí mismo e incapaz de poseerse. Su propia desesperación le mata, provoca su metamorfosis en flor (segunda transformación, T2)

El tercer estado (s2) es así Narciso transformado en esa “flor de la muerte” que Dalí pinta blanca y naciendo de un huevo.

Podrían diferenciarse entonces dos programas narrativos. Uno de base, el de la muerte de Narciso, para el que es necesaria la condena a su “autoenamoramiento”. Si Narciso no se enamora de sí mismo, no se transforma en flor.



NIVEL TEMÁTICO

El cuadro habla del narcisismo. Pienso que Dalí se vale del mito para tratar el tema del amor hacia uno mismo extrapolándolo a la vida.

En un primer plano encontramos el mito de Narciso, pero a Dalí no le basta usar la figura del efebo y la flor en que se convierte, sino que introduce unas fases intermedias en la metamorfosis: la mano y el huevo. Le encuentro explicación a esta elección por medio de dos lecturas posibles, no contradictorias entre sí.

La primera y ya explicada, indica que la mano con hormigas es un símbolo de podredumbre y putrefacción, de muerte. Y Narciso muere cuando se convierte en flor. Muere por ser incapaz de amar a nadie más que a sí mismo. El huevo nos remite a una nueva vida, al nacimiento, a la “resurrección”. Porque Narciso no desaparece, se transforma en flor. Paradójicamente muere y renace a un tiempo mediante su metamorfosis.

Aún así, tratándose de un tema como es el narcisismo, dos símbolos como la mano y el huevo nos remiten inexorablemente a su parejo sexual, el onanismo. El autoerotismo es un poder que Dalí ya había mostrado en cuadros como El gran masturbador o El juego lúgubre, pero que aquí trata más complejamente, porque en el segundo plano del cuadro nos muestra el recorrido y las consecuencias de este “amor por un mismo”.

En la mitad izquierda y a lo lejos vemos el grupo de personas desnudas, ninguna de las cuales se encuentra unida con otra, todas son independientes entre sí, no se tocan, no se aman. La escena se corresponde en el primer plano con un Narciso extasiado ante la contemplación de su propia belleza. La egolatría, el amor por uno mismo, el narcisismo, la masturbación… son aquí unidos por Dalí a todas las referencias de consciencia (de luz, vida, calidez…), dejando así claro que lo que en el mito es efecto de un hechizo, en la vida diaria no depende de causas externas, sino de uno mismo, de la propia vanidad y egoísmo. Quien no consigue amarse más que a sí mismo lo hace de manera consciente.

En la mitad derecha se explican los efectos del narcisismo. Petrificación, muerte, soledad, castigo… son los tristes resultados a los que lo liga. Quien admira en exceso su belleza (estatua clásica) y su inteligencia (ajedrez) se convierte en una solitaria figura de piedra, en algo inerte, que si no había sido capaz de amar por propia voluntad, ahora no lo conseguirá aunque quiera. Esa vida (parte izquierda amarilla) que tenía por disfrutar se convierte ya en muerte y decadencia (parte derecha gris).

En el mito, Narciso se transforma en una flor “muerta”, que Dalí representa aquí por medio de la petrificación, de la piedra, de la imposibilidad de vida. Pero en la realidad, el castigo es mucho más duro. El mito quizá le sirve para poner en pie este discurso, pero lo que queda claro es que en la vida, el castigo del narcisismo no es la transformación en una flor. No podemos olvidarnos del perro que en el primer plano devora una mano humana. No creo que sea baladí el hecho de que sea precisamente una mano lo que el can ingiere.

La mano devorada es un claro eco de la mano de piedra, muerta, en proceso de putrefacción. Pero lo que creo que ese perro monstruoso nos viene a decir es que la condena del narcisismo es una condena eterna. Por algo es roja la llanura que media entre la estatua y la mano, por algo es roja la peana de la estatua y por algo el perro devora la mano ya ensangrentada (roja).

El rojo es un color que simboliza el calor, sí, pero también nos remite inevitablemente al infierno, el fuego, las llamas, el castigo final… El perro se convertiría aquí en una mezcla entre el Diablo y el Cancerbero, que anuncian un infierno o condena de la egolatría.

Por este motivo creo que La metamorfosis de Narciso condena el narcisismo a pesar de ser su autor un gran narcisista. Pienso que además, mediante la repetición de la figura de la mano en los montes trata de reflejar que existe un Narciso potencial [más (primer plano) o menos (al fondo, escondido en las montañas) patente] en todos los seres humanos.


[1] Soy consciente de que es ésta una observación excesivamente radical, porque un pintor interpreta desde el momento en que elige determinados colores, estilo, técnica… Me refiero no a la forma, sino al contenido, a los elementos figurativos puestos en juego en los cuadros para representar a Narciso.
[2] CALABRESE, Omar: Cómo se lee una obra de arte. Madrid. Cátedra, 1993.
[3] Narciso y Eco (http://www.elhuevodechocolate.com/mitos16.htm)

viernes, 6 de noviembre de 2009

Ruta baja

Noches aeroportuarias, aviones turbulentos, hoteles y "hoteles", desayunos infinitos, amago de lesión pedestre, dolores inoportunos, porros tomilleros, poder sobre dos ruedas, destilería de erotismos, afinidad del Norte, cámara oculta, interraíl gusanil, nuevos sabores desagradables, photoaddiction, carcajadas nocturnas, Surrealismo rules, viñetamanía, bordería belga, holandesa y checa, identidad reafirmada.

Bruselas, Amsterdam, Amberes, Gante, Brujas, Malinas, Praga, La Haya, Rotterdam.

Seguís sin alejaros.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Más sueños

Tengo que preparar un vídeo de presentacion sobre La Malvada Bruja del Oeste. Pasado cierto tiempo, estoy visualizando el video, que no he editado yo, pero sí ideado. Entre una amalgama de imágenes que explican algo sobre ella, me doy cuenta de que aparece brevemente un fotograma con su típica imagen, vestida de negro, con el mismo gesto con el que aparece entre Dorothy, Glinda y los munchkins. Me doy cuenta de que voy a descubrir algo apasionante. Porque ese vídeo es en realidad un documental que demuestra que La Bruja del Este sí aparece en la película de 1939, sólo que en un segundo plano, aunque nunca nadie ha reparado en ella. Haciendo un zoom a la zona del puente de Munchkinland, el documental ha descubierto que mientras se desarrolla el diálogo de Dorothy con Glinda, de fondo aparecen los chapines de rubíes calzados por La Malvada Bruja del Este, vestida de negro y con la cara verde como su hermana. Pero con los labios pintados de rojo. Entonces recuerdo que Gregory McGuire escribe en Wicked que la casa de Dorothy aterrizó "en un estrado preparado para recibir a unos dignatarios" y compruebo que las hermanas están dirigiéndose a una audiencia. Al fijarme bien, me doy cuenta de que las dos están interpretadas por Margaret Hamilton. Es como si la Bruja estuviera mirándose en un espejo y su reflejo se moviera exactamente igual que ella pero el aspecto fuera un poco diferente. Luego empiezo a verlas más viejas y pienso que se parecen bastante a María Isbert.
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Mi hermana nos lleva a mi madre y a mí a una especie de campamento de Francés, donde están muchos de sus amigos. Las literas allí son de muchísimos pisos y como cuando llegamos está oscuro, no es fácil aprenderse la manera de volver a la cama. Eso me agobia sobremanera. Pero al final aprendo. Veo que mi hermana se ha dibujado un mapa con la ruta que están haciendo unos amigos que se han ido de viaje. La manera de ir y volver a la litera se soluciona gracias a Arturo e Indhira de GH, al cumpleaños de mi hermana o a tener un diccionario de Francés. No lo sé muy bien.
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El artista performer R.C. me (nos) recrimina que si somos tan amigos, cómo es posible que no le ayudemos a recoger los bártulos de uno de sus espectáculos, a los que hemos acudido como público. Viendo la ausencia de colaboración, dice que se cuestiona nuestra amistad. Pero me doy cuenta de que él se va a ir de fiesta, o ya lo está, con J.D. y que para demostrarle cuánto valoro nuestros lazos tendré que esperar toda la noche a que termine de divertirse y después ayudarle a cargar con el atrezzo. Estoy muy cansada y siento una mezcla de culpabilidad con indignación por algo que considero injusto.
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A., profesora del Colegio que murió hace unos años, me está preguntando por una pieza audiovisual en la que aparece T., su hija y compañera de clase durante mi infancia. Me transmite lo orgullosa que se siente de ella, de lo guapa que se ha puesto y de lo bien que está haciendo las cosas por fin. Me doy cuenta de que hablar con la gente que ha muerto es de lo más sencillo. Que si hace falta, simplemente aparecen y me dejan un mensaje, que yo transmitiré a quien me pidan.
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Camino con mi amigo J.M. por un lugar bastante apocalíptico y llegamos a una casucha en la que nos recibe el protagonista de Lost, cubierto solamente con una toalla. Los dos nos sorprendemos mucho y me doy cuenta de que J.M. no puede ni hablar; es tan fan de la serie que ha perdido la voz. Así que le cuento a Fox que estoy un poco harta de las continuas referencias frikis de mi amigo a la serie, porque aunque no me gusta en absoluto, a él le da igual y no deja de comentármela. El actor nos mira con recelo, aunque al comprobar que no somos los típicos pesados, nos saluda cordialmente. Minutos después vuelve a su guarida. Proseguimos la marcha por esa ciudad de tonos rojizos y de pronto veo a J.M. volver corriendo a la casa de Fox. Es ahora mi amigo quien viste una toalla como única indumentaria. Fox, que teme una violación, huye despavorido escondiéndose en su casa. Yo sé que J. es inofensivo pero entiendo la reacción del actor.
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Mi tía Manoli enfadada con alguien en el corral del pueblo porque ha echado un veneno para serpientes que lo único que consigue es atraerlas hacia los humanos. Así que toda la familia subida en sillas, bancos y piedras. Serpientes de todos los tamaños y colores acercándose a nuestros pies.
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Estamos celebrando algo en casa rodeados de mucha gente, algo importante para mi madre. Me digo que es momento de ir a por las flores. Sé que las he guardado en casa de mi amiga MJ. Es un ramo bonito, cargado y bien envuelto. Así que voy a su casa, mi amiga vive justo en el piso de abajo. Cuando veo las flores, me doy cuenta de que son sólo dos, de color naranja y morado. Aunque al lado hay otra. Ella me dice que ya las ha plantado en una maceta y han echado raíz. Que no es buena idea que me las lleve. Me extraña que hayan arraigado tanto en tan poco tiempo, pero no me atrevo a decirle que son para mi madre, que las he comprado yo.
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Ana Arias (Paquita en Cuéntame) está casada con su padre en la serie, El Matamulas, un hombre mucho mayor que ella. Y le pone los cuernos con el hijo de él, que no es hijo de ella. Y le nacen tres hijos que delatan el parecido físico con su verdadero padre, que es bastante más atractivo que el Matamulas. Creo que Paquita soy yo.
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Me empeño en ir a cenar al Hotel Real con mis tíos y les convenzo. Vamos allí, el lugar es muy blanco, como de otra época. Una especie de avenida blanca con bancos blancos a los dos lados decorados aparatosamente. Allí estamos cenando con varios familiares y de repente me doy cuenta de que en una mesa próxima están los Reyes con su hijo Felipe. Nadie les molesta, parece que están pasando desapercibidos. Por algún motivo tengo que levantarme y pasar a su lado y aprovechando la circunstancia, intento acercarme para oír su conversacion, que parece animada. Están más jóvenes, parecen relajados, personas anónimas. Consigo acercarme y cuando creo que voy a poder hacerlo aún más, me doy cuenta de que surge una pantalla negra, virtual, que les tapa y me impide verlos de cerca. Intento ir por el otro lado, y surge otra pantalla. Funciona de tal manera que si corriera muy rápido a su alrededor se formaría un cuadrado negro en torno a ellos. De pronto la pared negra me bloquea el paso hacia ningún sitio a causa de los últimos movimientos que he hecho. Me doy cuenta de que estoy atrapada, pero finalmente consigo escapar por una pequeña rendija pegada a la pared.
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Estamos en el pueblo y estoy buscando a Rodri, que como siempre, se hace desear y no aparece. Le pregunto a Leticia continuamente dónde está y ella aparenta tener paciencia pero está harta de que la pregunte. Por fin llega su hermano. El motivo por el que yo le buscaba tan intensamente era porque quería pedirle su opinión sobre unas fotos en papel que había hecho y de las que estaba bastante orgullosa. Eran pequeñas, más de lo normal, como si fueran pruebas y todavía tuviera que seleccionarlas para elegir cuáles revelar a mayor tamaño. Rodri dijo que le gustaban, pero me quedaba la duda de que lo dijera de verdad. Sólo recuerdo una, vertical, en la que se veía un prado de un verde intenso, con hierba alta y suave y un cojín en la esquina derecha inferior. El cojín era blanco y estaba colocado de forma que parecía un corazón.
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En una clase o reunión, una profesora o actriz, alguien a quien admiraba en definitiva, me preguntaba algo y yo contestaba que porque "vivir duele, porque es un sinsentido al final del que se encuentra la muerte", así que cómo no vamos a chocar unos con otros y hacernos daño, si tenemos que soportar todo ese dolor.
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Al despertarme descubría que se me habían caído tres trozos de tres dedos de una de las manos. Pero no había sangre ni dolor. Sin asustarme, pensaba que ya los encontraría. Y sin prisa, después de desayunar, buscaba y encontraba los trozos de dedos que me faltaban. Al fijarme bien sí que había un poquito de sangre en el índice.
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Presencio cómo Jimmy Hendrix y una mujer, en una suerte de vídeo performance, que no sé si estoy viendo o viviendo in situ, deciden cortarse con una sierra todas las extremidades porque les da igual ya que están absolutamente drogados y quieren demostrar lo poco que les importa su vida. Yo quiero evitarlo pero no hago nada y pienso que será difícil vivir sólo con la cabeza.
(Tras dos horas despierta consigo volver a dormir y continúo con lo que podría ser la segunda parte del horror)
Virginia, de OT, es sólo una cabeza. Está rodeada de gente y no puedo prestar mucha atención porque me tengo que ocupar de otra cosa. Cuando me giro finalmente para mirarla, me doy cuenta muy cabreada de que es demasiado tarde, porque su cabeza está ya en el suelo al lado de restos de cianuro y una pajita.
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Chelo nos presenta por fin a sus dos hijos negros, niño y niña. Al conocernos, la niña se pone muy contenta porque piensa que podrá usar mi habitación siempre que pueda.
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Mis padres viajan a Alemania dejándonos a mi hermana y a mí solas en casa. Una vez se han ido, apenas comemos de la comida que nos han dejado. Veo a mi hermana tomar puré de verduras un rato antes que yo.
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No tengo ni puñetera idea de por qué mi hermana iba a tener que dar clases particulares de recuperación en casa de Juani, nuestra profesora de Lengua de 8º. El caso es que está en su casa, llena de motivos florales: en el papel de las paredes, hay jarrones con flores, etc. Como si fuera la casa de una viejecilla de cuento, aunque Juani está igual que cuando me daba clase... Hay mas niñas allí. Por algún motivo voy tambien y me emociono recordando la asignatura que daba con ella, que me gustó mucho... Voy a casa a por trabajos de ese año que guardo y de los que estaba orgullosa en su día, para tratar de refrescarle la memoria porque me duele que no me recuerde...
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Huyo por unas empinadas escaleras de caracol de mi peor enemigo (no sé si hombre o mujer) en una casa llena de gente con la que estoy conviviendo. He tenido mis más y mis menos con Arturo, que lo dejó conmigo porque yo era una picaflor y con Marcelo, de quien pienso que he sido su primera "Laura". Llevo en la mano un brick de leche y cuando ese intensamente odiado ser va a alcanzarme, se lo lanzo con fuerza a la cara, consiguiendo que su cabeza adopte la forma del envase.
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Llega DGM a Santander. Y siento que tengo algo pendiente con él y que él ahora tiene interés en mí. La cosa es que tengo un bebé y tenemos que repartir el tiempo del/a niñ@ entre los dos. Es angustioso porque ninguno parece estar dispuesto ni contar con el espacio o el tiempo necesario para ello.
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Decido dejar mi bolso en la plaza Porticada. Como al día siguiente tendré que volver a pasar por allí para ir a trabajar, considero una tontería llevármelo a casa y volverlo a traer. Pero al poco de irme, me doy cuenta de que me pueden robar algo y vuelvo. Veo que hay varias personas manipulándolo. Me acerco, les digo que es mío y que lo dejen. Lo cojo y miro dentro, comprobando que falta dinero y la tarjeta de débito. Me doy cuenta de que entre la gente que estaba rebuscando en él se encuentra Carmen Lomana, a quien grito, insulto y recrimino cómo puede ser tan miserable como para coger cosas de un bolso abandonado teniendo la cantidad de dinero que tiene.
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En Guevara, voy a prepararle un bocadillo a DGG al estilo de los sandwich que suelo comer yo: de pavo, queso y mostaza. Pero me dice que no quiere mostaza. Yo le explico que así están más ricos, que si sólo se lo hago con pavo y queso va a resultar soso. Él, ni corto ni perezoso, coge un bote de pepinillos que hay en la cocina y que reservo para una ensalada y lo añade al bocadillo. Me dice que así quedará mejor y que con eso ya es suficiente. Más tarde veo jamón serrano en el frigorífico, pero ya no hace falta y tampoco hubiera querido compartirlo con él.
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Me miro en el espejo para contemplar un tatuaje diagonal y bastante ancho en el pecho que continúa en la espalda. Ondas de colores y mariposas, con los bordes negros. Parece pintado a juzgar por el poco daño que me han hecho, claro que los colores no son nada intensos.
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Vuelvo ¿de la oficina? por el Ayuntamiento tras haber hablado allí con LAE. En el paso de cebra que une la plaza con la calle San Francisco me cruzo con MOL, pero tengo ganas de irme a casa, así que deseo que no me proponga irme con él. Aún así, me descoloca/duele que me diga que va a mirar ropa en una tienda y no quiere que le acompañe.
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Cinco chicos vestidos de sport roban en la casa de Guevara. Me preocupa mucho mi habitación, que es como la de ahora pero en la ubicación de antes. Uno de ellos entra en ella y me pone muy nerviosa que lo haga, más porque la mire que por lo que pueda robar. El ladrón sale riéndose y criticando lo femenina y cursi que es la habitación, lo que me da tanta vergüenza como si yo fuera un chico y ese comentario el peor que alguien me puede hacer. Creo que mi hermana es pequeña y mis padres no están. Yo entro y salgo de la casa a pesar del riesgo que entraña la presencia de los intrusos. Una de las veces entro con un bocadillo, motivo para ser ridiculizada por uno de ellos también, con los argumentos de que gastarse dinero en algo que se puede preparar en casa es estúpido.
No sé si antes o después de la llegada de mis padres, yo no paro de gritar e insultar continuamente y con inmensa rabia a los delincuentes. Aunque me consta que no me pueden  hacer daño, no sé por qué, no intento detenerlos, sino que solamente les increpo. Mi mayor temor de pronto es que me roben la torre del ordenador. Pienso que podría soportar que me lo quiten todo excepto eso, porque los recuerdos que conservo ahí son irrecuperables. Lo termina haciendo uno descaradamente ante mi impasibilidad.
Mi madre, mi hermana y yo huímos haciendo equilibrios sobre las tuberías de una especie de garaje muy alto por donde ellos pasan también.
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Soy invitada a la ceremonia (no al banquete) de la boda de DADA y a otra serie de eventos importantes a la vez. La boda se celebra en un lugar donde se ofician ceremonias como en Las Vegas, rápidamente y unas detrás de otras. Cuando llego allí me doy cuenta de eso y me siento, porque aunque no conozco a nadie, pienso que nunca he visto a sus familias e imagino que ya llegarán los novi@s cuando les toque su turno. No estoy segura de que comenzara a las 13.30 (no me he fijado bien en la hora en la invitación y además me la he dejado en casa), así que empiezo a dudar de que sea la hora correcta. Me preocupa que DADA se moleste, así que le llamo urgentemente para explicárselo.
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Duermo en la misma cama que AR, TD y otras personas. A AR y a mí, la proximidad física nos enciende. Tras los primeros acercamientos bajo las sábanas, le propongo ir a un sitio más privado. Así que vamos al baño, primero uno y después el otro, sin mucho disimulo.
En el baño, los dos de pie, uno frente al otro, nos miramos fijamente. El miedo se apodera de mí al pensar en todas las mujeres con las que habrá estado semejante semental. Él me encanta y soy consciente de que yo le gusto (o apetezco) mucho. Y me tranquiliza la idea de que seré algo diferente de sus conquistas habituales. Aún así, sé que para destacar y ofrecerle algo nuevo, tendré que esforzarme.
Así que decido besar y lamer sus pies. Me agacho y primero beso sus dedos fijándome en el vello que tienen. Luego los como uno por uno. Sigo besándolos mientras subo por los pies provocándole bastante placer a juzgar por su gesto. Me pongo de pie y me fijo en su pezón izquierdo. Me da la sensación de que está deformado y pienso en que habrá sido mordido por muchísimas bocas femeninas.
No estoy segura de si nos besamos o si llegamos a más ni de si mi sensación final fue de que le gusté o le resulté sosa.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Qué tiene Gene Kelly que me vuelve loca

Este atractivo señor, al que tardé en apreciar mucho más que al bastante menos atractivo Astaire, cuenta en su haber con los méritos de haber sacado el baile cinematográfico a la calle, haber hecho predominar localizaciones poco favorecidas socialmente en las películas musicales, asentar la idea de que los números sonoros deben ir acoplados a la historia narrada y ante todo dejar una batería de películas a las que recurrir cuando se anda escaso de optimismo.

http://laudrey.wordpress.com/2008/04/23/the-wicked-musicals/

lunes, 10 de agosto de 2009

After

After we escaped Foxworth Hall, we made our way, and managed, somehow, to always keep striving toward our goals.

Our lives were always to be tempestuous, but it taught both Chris and me that we were survivors. For Carrie, it was far different. She had to be persuaded to want a life without Cory, even when she was surrounded by roses.

lunes, 3 de agosto de 2009

Piensa que el futuro es una acuarela

Vuelvo a tener muchas ganas de pintar con acuarela, pero me gustaría hacerlo como cuando era pequeña, que creía que lo hacía bien. Es un gran handicap ser consciente de mis limitaciones reales, que son las mismas que las de casi todos los pintorzuelos de tres al cuarto como yo: cuando no copio, soy un desastre. Así que por ahora me conformo con superar cosas como ésta de mi etapa adolescente surrealista caótica: La venganza.

Nótese el descarado homenaje a El grito de Munch...

jueves, 30 de julio de 2009

lunes, 6 de julio de 2009

El patio ‘de las pequeñas’ de mi cole


Donde se hacía el pregón y el desfile de disfraces de la fiesta del colegio, donde a diario jugábamos a los pitufos, a pillar, a la goma, al escondite, a Verano azul, a las casitas, a mirar los bichines que se hacían bolas...

En el patio delaspequeñas

viernes, 3 de julio de 2009

Lo que dice el abu

Soy Manolito, el mismo de un libro que se llama Manolito Gafotas. Hay tíos que se piensan que saben todo sobre mi vida por haber leído ese libro. Hay tíos en el Planeta Tierra que se creen muy listos. Dice mi abuelo Nicolás que con mi vida se podrían rellenar enciclopedias; y no lo dice porque sea mi abuelo, lo dice porque es cierto.

martes, 9 de junio de 2009

Dream diary

Estoy sentada entre el público de un evento muy masivo, un mitín político, quizá, y tanto a mí como al resto de la gente que está cerca nos cuesta creer que Revilluca está a mi lado hablándome con total naturalidad y preguntándome si limpió bien la caca de paloma que me había caído en la cabeza cuando paseábamos por el Paseo Pereda. Me sorprende muchísimo la familiaridad con la que se dirige a mí. Cuando la gente le aclama y le pide que se levante para aplaudirle, alguien me recuerda que es su último día como presidente de Cantabria y por eso ahora ya puede hacer lo que le da la gana, ya no le destituirán por ser Mr Campechano.

lunes, 18 de mayo de 2009

Puzzle of My Heart

La bruja de Hansel y Gretel al lado de su casa, Bambi y Tambor en el bosque, Mowgli en las ruinas donde vive King Louie, dálmatas y todo tipo de perros entre números enseñándonos a contar, animales anónimos inmersos en escenas cotidianas, duendes retratados en sus quehaceres diarios... Todos formaron parte de un imaginario fragmentado que sigue intensamente vívido en mi memoria: el de los puzzles de mi infancia.

Piezas una y mil veces montadas y desmontadas, que últimamente están presentes de forma individual o colectiva en los retazos oníricos que me asaltan por sorpresa, convirtiéndose enseguida en deja vu intensos, confusos e incluso físicamente dolorosos.

Ellas no los inician, pero de alguna manera los encabezan, su presencia es continua y principal. Creo que reclaman desde esa posición una atención que ya no les puedo prestar, porque no están conmigo, porque son otras pequeñas manos quienes ahora las manejan y disfrutan y además eso ocurre probablemente cerca de su antigua morada.

lunes, 11 de mayo de 2009

Yo soy sinestésica, ¿y tú?

El mundo visual es mucho menos definido y estable de lo que se suele suponer.
Al igual que la cámara fotográfica, el ojo selecciona su mundo óptico por causas psicológicas, estrategias cognitivas erróneas o condicionamientos culturales y es imposible decir qué experiencia visual se debe o no a los recuerdos. Nuestra reacción ante el mundo visible no es primariamente cognitiva, nos pueden activar muy diversos estímulos. Además, el observador, al mismo tiempo que ve, comprende, porque “está condenado al sentido”, como dice Merleau-Ponty en el prólogo a su Fenomenología de la percepción. Y es que los seres humanos vemos así porque nuestra mente tiene ciertas características que la configuran como es, mecanismos que a su vez han sido forjados gracias a lo que hemos percibido anteriormente. Algunas de nuestras ideas se deben a lo que vemos porque cuando miramos entendemos, procesamos y memorizamos, gracias a lo cual sabemos. Y las cosas que sabemos nos hacen percibir de manera diferente. Lo que vemos y lo que "pensamos" está tan interconectado entre sí que lo uno sin lo otro carece de sentido.
Dejando a un lado otras reflexiones importantes como la diferenciación entre espejo y mapa (distinción que sin embargo sirve de cimiento para mi comentario), las anamorfosis, nuestro similar procesamiento de representación en perspectiva (teoría del cono visual) y los mapas, la victoria de los elementos invariantes a la hora de captar las representaciones visuales, el fenómeno de la ocultación o nuestra postura contemplativa hacia pinturas y fotografías, me centraré para este comentario en la idea de la flexibilidad de las apariencias.

El tema de la apariencia y la esencia tiene reminiscencias de la parte de la filosofía de Kant que se refiere a la estética trascendental. El filósofo prusiano diferencia entre fenómeno y noúmeno. Con el primer término designa lo que se manifiesta directamente a los sentidos, que puede ser objeto de una observación empírica. Para Platón, además, dado el carácter secundario de la realidad sensible, (mera copia de las esencias), el término adopta el significado de “apariencia”, en cuanto lo sensible es distinto de la verdadera realidad. En Kant, el fenómeno es la realidad tal como la conocemos, estructurada por nuestras formas de representación y a partir de las formas a priori “espacio” y “tiempo” aplicadas a las intuiciones empíricas. Se opone así a lo que la realidad es “en sí misma”, al margen de nuestro modo de conocerla y objeto del conocimiento racional, a la que denomina noúmeno. Gombrich se pregunta en este capítulo qué apariencia tienen los objetos cuando no los observamos, algo imposible de saber porque nuestro conocimiento sobre las imágenes siempre proviene de una observación subjetiva.

Escribe Gombrich: “Tanto en la realidad como en las fotos podemos (…) contemplar de diversas maneras estos fenómenos distantes. Pueden adquirir toda la (…) variabilidad propia de nuestras hipótesis visuales inconfirmables.”

La lectura de El espejo y el mapa me hace pensar cuánto de lo que vemos (o creemos ver) está realmente ahí y cuánto es subjetivo y variable según quien lo mira. Me plantea la duda de cómo sabemos que lo cierto no es lo que cada uno ve. ¿Por qué la visión de los animales no es la “correcta”? ¿Porque es “distorsionada” respecto a la nuestra? Las personas (con diferencias según las culturas) hemos aprendido a ver de una determinada manera, lo que no significa que esa sea la “correcta” o más “real”. Rizando el rizo surgiría otra pregunta: ¿es la propia realidad una ilusión óptica producida por el empeño humano en querer comprenderlo todo?

Gombrich y Kant, cada uno desde su disciplina, expresan que no podemos captar la esencia de las cosas, no llegamos a saber lo que “en realidad” son, sino que sólo conocemos sus “simulacros” ¿Alguien ha establecido que la página de un periódico impresa en blanco y negro sea percibida en blanco y negro por cualquier persona? Sin entrar en el daltonismo, mi experiencia demuestra que no necesariamente. Hay gente que puede percibir esa página en color. Y no precisamente porque QUIERA percibirla así.

Las diferencias perceptivas entre personas no sólo se producen a la hora de mirar fotos, cuadros… polivalentes (ilusiones ópticas por ejemplo), sino que ciertas imágenes que parecen tener una sola interpretación, que por lógica todos deberíamos percibir del mismo modo, pueden sorprender.

Desde que era pequeña la serie de números del 1 al 9 aparecía así en mi cabeza y aún hoy me parece inconcebible de otro modo: 1 2 3 4 5 6 7 8 9. Las vocales (por no colocar todo el alfabeto) son para mí de estos colores, de manera también subjetivamente inamovible: A E I O U. Y con las notas musicales me ocurre otro tanto de lo mismo: DO RE MI FA SOL LA .

Percibo esos colores aún cuando se trate, por ejemplo, de números negros escritos sobre una hoja blanca. Mi vista lee negro pero interpreta otro color. Un número de móvil me puede parecer más estético que otro según los colores que para mí representen las cifras que lo componen. Y esa es la “realidad” que yo veo, tengo casi tan claro que la “A” es roja como que el cielo es azul. Este hecho resulta inexplicable e incluso ridículo para mucha gente.

No se trata de una relación como las que se pueden establecer a la hora de memorizar (unir canciones a las lecciones de una asignatura para acordarse mejor, por ejemplo), sino de algo involuntario e inevitable. Hasta hace poco, al pensar en este fenómeno, consideraba que se trataba de una simple excentricidad causada por los estímulos coloristas que pude recibir en mi entorno mientras aprendía a leer.

Sin embargo, recientemente he descubierto que tiene nombre y que el mío no es un caso aislado. Una de cada 2000 personas relacionamos casi innatamente las letras, los números, los nombres... con colores convirtiéndonos de esta manera en sinestésicos. Este tipo de asociaciones estables funcionan como diccionarios, porque un estímulo siempre provoca la misma percepción y siempre de manera involuntaria.

Dejando a un lado la figura retórica empleada en Literatura del mismo nombre, la sinestesia como fenómeno de la psicología de la percepción tiene multitud de modalidades. Lo más común es relacionar grafías y colores, pero es también habitual hacer corresponder colores a unidades de tiempo o sonidos. Asimismo, un sinestésico puede percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con determinada textura o sentir que su piel es presionada al contemplar un objeto cualquiera pero también puede ver un rojo más intenso cuando un sonido se vuelve más agudo, o tocar una superficie más suave le puede hacer saborear un sabor más dulce. Existen decenas de tipos de sinestesias, pero la que interesa para el tema que nos ocupa (y la que yo experimento) es la que pone en conexión la visión con algún otro sentido.

Considerado por algunos científicos como un trastorno perceptivo y por otros como un plus de riqueza sensorial, todavía se desconocen las causas que lo producen pero se cree que puede originarse en la infancia, ya que los bebés perciben el mundo de forma sinestésica y en algunos casos, al crecer, la percepción de los sentidos no se separa cuando debería hacerlo naturalmente. Algunas partes del cerebro que perciben los colores están demasiado próximas a las que procesan el habla, el lenguaje y la música.

Peter Grossenbacher, el investigador de la sinestesia más destacado en EE.UU, señala que "tendemos a suponer que la realidad es igual para todos y la sinestesia nos muestra que las personas que nos rodean pueden tener una experiencia diferente del mundo".

Si en algo tan supuestamente “obvio” como puede serlo que los números se perciban del color que se les dibuja hay “divergencias” a causa de mecanismos cerebrales, qué no puede ocurrir con el resto de objetos percibibles, y no digamos ya, con los expresamente concebidos para dar lugar a múltiples interpretaciones.




Partiendo del libro Arte e Ilusión de Ernst Hans Josef Gombrich (Laura, 2006)

martes, 5 de mayo de 2009

3 Car Garage

Tras el maravilloso descubrimiento de Mmmbop y todo el Middle of Nowhere -sobre el que otro día escribiré-, tocaba conocer los orígenes, saber qué habían publicado antes esos niños a quienes les dio por escuchar los clásicos del rock'n'roll de los 50 y 60, aprender a tocar instrumentos y componer su propia música de manera profesional. Y desde aquel, ninguno de sus discos ha defraudado.

lunes, 27 de abril de 2009

Suelo decir que eres mi favorito...


...y es por algo.

Por manejar tan bien las superproducciones como el cine intimista. Por la melancolía de Venecia en Locuras de verano, el cromatismo de La hija de Ryan, las sugerencias en Oliver Twist...

Pero sobre todo... por la emoción contenida de Breve encuentro.

viernes, 17 de abril de 2009

El 23

Ayer acudí a la presentación del espectáculo que ofrece hoy el televisivo mentalista Anthony Blake en Santander, más por curiosidad propia en el personaje que por el interés informativo de la rueda, cuyo contenido ya conocía.

Tras las palabras de rigor y por la falta de preguntas, una chica sacó a relucir su postura escéptica ante el tema del mentalismo. Blake, encantado, le dijo que se acercara a él. La pidió que pensara un número de dos cifras mientras él escribía algo en una hojita y luego la miraba fijamente a los ojos durante un par de minutos. Yo, desde mi asiento, busqué un número también. Inicialmente el 38, que deseché por el 23.

Cuál no sería mi sorpresa cuando la chica dijo que había pensado en el 23 y Blake mostró su hoja con esa misma combinación. También acertó cuando presumió que ella antes había elegido otro número, y que al cambiar de dirección sus ojos había aparecido el 23, que él lo había notado. La periodista alucinaba, como todos los presentes y la rueda cobró entonces un carácter mucho más personal.

Anthony Blake asegura que todo lo que usa son trucos basados en la comunicación no verbal, que él hace creer que lee la mente, al igual que hace creer que le leen la mente. Que sus trucos son comparables a los de los magos de cartas, considerándose él mismo un mago de la mente.

En cualquier caso, para quienes no estamos iniciados en el tema, es un poco aterrador pensar que nuestra mente es tan fácilmente manipulable...

miércoles, 15 de abril de 2009

Imagenmanía


Reflejos indefinidos conviviendo termporalmente en una pequeña charca mientras llueve

martes, 7 de abril de 2009

AnaJoseNacho

Cuando iba a 5º de EGB sólo me gustaba la música clásica y la infantil. Mecano estaban de moda entre mis compañeras del colegio y a mí me causaban enorme rechazo. Tuvo que llegar mi mayoría de edad y su disco de grandes éxitos para conectar con su universo. Y así con tanta música pop o series y películas juveniles que durante mi niñez hacían furor en mi entorno y yo desdeñé, no hasta los 18, pero sí durante más tiempo que quienes me rodeaban. ¿Madurez precoz la suya o tardía la mía?

viernes, 3 de abril de 2009

El viaje a ninguna parte: de Salamanca a Sitges (1955-1969)

Análisis de La vida alrededor

Lagape

1.- Introducción

El regeneracionismo, en su modalidad de comedia costumbrista, encuentra en Fernando Fernán-Gómez, aunque sin una afiliación declarada, a uno de sus mejores representantes a finales de los 50 y principios de los 60, con películas como El malvado Carabel o Sólo para hombres. El célebre actor, “una de las figuras más fascinantes y contradictorias del período y de todo el cine español”[1], comienza su carrera como realizador de manera discreta, pero La vida por delante (1958) supone un cambio de rumbo destacable. Debido al éxito de la película, que cuenta las desventuras de una pareja –a la manera de Esa pareja feliz (Juan Antonio Bardem / Luis G. Berlanga, 1951)-, enfrentada a múltiples problemas, entre otros el de la búsqueda de un piso donde vivir, el autor propone una continuación, La vida alrededor, con la que forma un díptico y que he seleccionado para analizar en este trabajo.

Se trata de una crítica comedia, de carácter incisivo y subversivo, de vivo ritmo y construcción diferente a la del cine español de la época. Sin embargo, los aspectos de crónica social de La vida alrededor están suavizados por su humor, obtenido por medio de ironías, diálogos vivaces o sorpresas que recuerdan en cierta medida a las situaciones inverosímiles o el humorismo intelectual característicos de la obra de Jardiel Poncela, escritor y dramaturgo que además descubrió al Fernán-Gómez actor.

La película hace gala de una gran inventiva cinematográfica, desde los créditos del principio, impresos en los titulares de un periódico, hasta el montaje a ritmo de percusión en el que se nos priva del alegato de Antonio en el juicio final. En el campo visual, las intenciones críticas y estilísticamente innovadoras del realizador van aún más lejos de lo manifestado por los diálogos de sus personajes.

Sin embargo, el elemento intelectual, de corte crítico, que impregna el humor de La vida alrededor, permite que la narración no sea un simple reflejo de los traumas políticos o económicos sufridos por el país tras la Guerra Civil en medio de la dictadura, sino que además el espectador se sienta interpelado.

2.- Interpelar al espectador

La lógica interna del relato es rota en múltiples ocasiones en las que el director se dirige directamente al espectador por medio de los personajes, que a veces completan la información mediante flashbacks y otras nos ofrecen versiones contradictorias de un mismo hecho, mediante las que tratan de convencernos de la suya propia. La narración es mixta, las interpelaciones alternan narraciones ulteriores y simultáneas, por lo que la focalización es variable, siempre en boca de narradores homodiegéticos: de la de Antonio (en su mayoría) a la de Josefina, su mujer, autodiegéticos, y una participación única de sus padres y los padres de aquel, como narradores no autodiegéticos.

Mirar a la cámara, al espectador, que los personajes dialoguen descaradamente con ella, recuerda a quien ve la película que se trata de una representación, le saca de cierta manera del filme, porque aunque la idea que transmite es: “les cuento algo que me ocurrió/está ocurriendo a mí o viví/estoy viviendo de cerca”, y además vemos cómo vivió ese hecho el personaje, éste no tarda en volver a asumir su función de narrador después de compartir su soliloquio.

Las dos primeras interpelaciones de los personajes a los espectadores funcionan como una presentación de Antonio. Un juez se dirige a la cámara pronunciando la primera frase de la película: “Son una amenaza pública”, para declarar la lastra social que suponen los raterillos, los ladrones de poca monta, de quienes cree que hay que desprenderse. Antonio mira a la audiencia también, pero en su caso para actuar de abogado defensor de uno de esos maleantes, dejando claro que para él no suponen tal amenaza, sino que son unos simples desgraciados víctimas de la sociedad y de una educación deficiente.

Tal declaración de principios se trastoca completamente cuando en la siguiente escena vemos a Antonio con Josefina paseando por la calle tras el juicio. Un niño mal vestido le roba el bolso a su esposa, así que Antonio corre en su recuperación para, después de alcanzarle, dejar a la luz lo que realmente piensa de él, a quien etiqueta a oídos de toda la gente que pasa por allí con los calificativos de ladrón, golfo, sinvergüenza, maleante, zángano, vago, amenaza pública o peligro para la sociedad, repitiendo las ideas que había manifestado el juez minutos antes. Desde este momento sabemos que el protagonista miente para ganarse la vida.

Descubriremos que el matrimonio, que debe mantener una postura de empatía con los saqueadores, a causa del trabajo de Antonio (que los defiende legalmente), siente el mismo miedo –significativa es la escena en la que Josefina ve por primera vez a “El Asunción” y grita horrorizada para sentirse inmediatamente después pletórica de alegría cuando se da cuenta de que va a suponer dinero para la familia- o rechazo social –Antonio, en el segundo juicio de “El Agujetas”, mientras está hipnotizado para decir la verdad, declara su posición tajantemente dura respecto a ellos- que el resto de la gente.

Las siguientes interpelaciones son del propio Antonio, que habla en el despacho de cómo recibió la noticia del nacimiento de su hijo y que en su habitación nos informa de los cambios en cuanto a la fecha del parto. Ambas intervenciones puramente informativas y anteriores al nacimiento del bebé.

A partir de la presencia de Tonini, el hijo de ambos, en la casa, las interpelaciones al público son más y más subjetivas. Josefina se incorpora a esta particular manifestación y tanto ella como su marido opinan de la evolución de su economía doméstica: cómo se comporta cada uno, por qué, etc. Buscan la complicidad de los espectadores.

Y antes de la última interpelación-despedida de Antonio al espectador, cinco intervenciones subjetivas de cinco personajes que nos ofrecen cinco visiones de Antonio, si no opuestas, casi contradictorias entre ellas, a la manera de Rashomon. El padre de Antonio le considera un exaltado, la madre de Josefina, prácticamente un gangster, el padre de Josefina un buen muchacho y la madre de Antonio un seductor. Josefina, por su parte, un pobre hombre y un mujeriego. Y repasamos, “a través de los ojos” de los cuatro narradores ocasionales (los padres y suegros de Antonio), diversos momentos de la vida del protagonista según ellos los recuerdan o quieren recordarlos para apoyar su descripción de él. Y “a través de los ojos” (o, en este caso, de la imaginación) de Josefina, una anticipación de lo que puede ser el juicio que está a punto de producirse. Todos los supuestos flashbacks ofrecen una caricaturización cómica del protagonista que poco tiene de verosímil.

Sólo la unión de todas ellas (e infinitas más) nos podrían dar la idea más aproximada posible de quién es Antonio, aunque, después del tiempo transcurrido de película, convendremos en que todas ellas exageran o mienten acerca del personaje. Esta reflexión de la realidad como algo multifacético, de lo que con dificultades se puede extraer la verdadera esencia, permite a Fernán-Gómez homenajear la recordada escena de la comisaría de La vida por delante.

Se establece, por otra parte, un paralelismo entre Antonio y una España que no tiene su identidad definida, destrozada por la guerra, sobre la que se opinan cosas muy diferentes, que busca ser moderna, parecerse a Europa –Antonio llama a su hijo Tonini y coincide con su mujer en el deseo de que sea francés-, pero al que siguen escapándosele ramalazos retrógrados: “Si no te pusieras esos vestidos…” le dice a su mujer Antonio cuando se da cuenta de que los hombres no le quitan los ojos de encima en la calle.

Y la última vez que alguien se dirige a la cámara es Antonio para ofrecernos la conclusión, resignada y pesimista, de la película: simplemente, “La vida”.

3.- Pesimismo Realista

La película ofrece una visión nada complaciente de la España predesarrollista desde la óptica de la clase media burguesa, que busca desesperadamente en un primer momento subsistir, posteriormente mejorar y finalmente asegurar avances para la siguiente generación, pero que se ve abocada al fracaso.

La vida alrededor lanza una mirada desesperanzada, o más bien coherente -con el desarrollo de los hechos-, al futuro. El pesimismo y desencanto de la cinta están encarnados sobre todo en el personaje de Antonio, convencido del triste futuro que le espera tanto a él como a su familia. Cuando su hijo Tonini aprende a andar primero hacia atrás, lo interpreta como una repetición de su propia condición de perdedor, además pronuncia en público un discurso referente al triste futuro que les espera a ellos y a sus hijos. Y cuando se ve condenado a decir “La Verdad, sólo la Verdad, y nada más que la Verdad” por efecto de la hipnosis de Josefina, le dice a su hijo que aún no es tan pobre, feo y alto como él porque es pequeño, pero que lo será en el futuro.

Josefina es más idealista, sobre todo en lo que concierne al niño. Está convencida de que prosperará, gracias a la educación que ella se ocupa de procurarle, con resultados tan positivos –y cómicos a ojos del espectador- que la animan a formalizar las clases de cultura previa de la infancia. Sin embargo, al final del relato se cumple la predicción de Antonio y en cierto modo “triunfa” su postura pesimista, puesto que es su visión negativa la que finalmente se impone. Antonio pronuncia la última frase de la película con un gesto de resignación, y parece querer decirle al espectador: “Si ya lo decía yo…” La Verdad que Antonio pronuncia sin reparo en el juicio final le acarrea un fracaso estrepitoso a su personaje pero un triunfo a la anticipación negativa que representa. Él, que en una escena ya le había anunciado a Josefina lo poco rentable que sería verse involucrado en un juicio como parte implicada, se ve abocado a nada menos que catorce demandas interpuestas contra él por difamación y calumnia.

Está claro que si la pareja decide tener una niña (como parece que ha decidido finalmente), va a tener que pensarse mucho mandar a Tonini a la universidad. Todo parece apuntar que el futuro de su hijo (o hijos) va a estar protagonizado también por los apuros económicos que no dejan de sufrir sus padres. Fernán-Gómez lo transmite mediante dos planos generales del niño observando a sus padres desayunar y otros dos planos detalle semisubjetivos de las manos de sus padres mientras desayunan. Tonini, que ya ha demostrado su capacidad de asimilación, no pierde detalle de los hábitos de sus padres y es fácil deducir que repetirá las conductas que está aprendiendo antes de los 5 años, edad a partir la cual, según su madre, ya se atrofia la capacidad de conocimiento.

La canción interpretada durante los créditos por Los tres de Castilla, La vida alrededor, resume el espíritu desesperanzado de la película. El futuro de la España trabajadora no será mejor que el presente, sino que las cosas seguirán igual, al menos en un futuro inmediato (el día de mañana). Nadie va a prosperar por el momento: ni “El Agujetas” ni su propia familia. Sus hijos no serán más afortunados económicamente como a Josefina y a él les gustaría. Ese “día de mañana” del que habla la canción y al que Antonio se refiere, debe esperar, al menos por el momento.


LA VIDA ALREDEDOR

El día de mañana / Tendrá también su noche / Sus menos y sus más
El día de mañana / En todos los relojes / Tendrá el mismo tictac

Mira, amor / La vida alrededor

La vida es breve pero lenta / La vida es dura pero frágil
La vida es corta pero ancha / La vida es una

El día de mañana / Tendrá también sus pobres / Sus ricos y sus más
El día de mañana / Tendrá también quien llore / Y cante este cantar


La letra de la canción anuncia desde el principio el tono que va a marcar la película e incluso el único final que pueden tener los hechos que se vayan a desarrollar. La canción no sólo aparece al comienzo, sino que es entonada más veces por Rafaela Aparicio, en su papel de Cotilde, la criada, en otros tres momentos del metraje en los que la pareja se encuentra a solas en su habitación.

La primera vez que Cotilde canta La vida alrededor, Josefina está embarazada del niño y manifiesta su resolución de enseñarle antes de que nazca y así las ideas se le queden en el subconsciente para cuando crezca. Antonio planea buscar más trabajos. Aquí sabemos que Josefina cree que el niño puede prosperar y se ve que Antonio también lo desea. Josefina expresa su preferencia por Francia como lugar en el que su hijo crezca con más facilidades.

En el minuto 43, el personaje de Rafaela Aparicio vuelve a entonar la misma melodía. Mientras, se ve a Josefina y Antonio cansados a causa de su nueva vida: los dos trabajan en casa rodeados de obreros y una criada que no paran de hacer ruido. Josefina manifiesta sus ganas de tener una niña, mientras que Antonio quiere también pero se muestra reacio por los gastos.

La tercera vez se produce en el minuto 58 y se escucha mientras Antonio está agobiado porque al día siguiente es el pleito y no puede concentrarse. Ella le hipnotiza para relajarle.

Es significativo que cada vez que se escucha la pegadiza melodía de Los tres de Castilla en la voz de Aparicio, Antonio va asimilando más y más su triste destino. Siempre de noche, siempre acompañado de su mujer y cada vez más seguro del negro porvenir que les espera. La tonada funciona como la conciencia del protagonista, que refleja cómo la vida choca con las esperanzas y expectativas irrealizables que en un principio se planteó.

Hay una vez más en la que se escucha la melodía, pero ya sin voz que la entone: en la última secuencia, cuando la familia conoce las denuncias con las que van a tener que convivir a continuación. Los “consejos” de la canción se confirman como certeros.

4.- Crítica de la ley

Además, la película nos habla de un país, de una sociedad, legalmente injustos. Una sociedad en la que “los antecedentes de un hombre pesan” –como dice Antonio en el juicio final- y pueden arruinar a un ladrón que ya se ha reformado. Una sociedad que no soporta la verdad.

Durante su hipnosis, Antonio acude al juicio en el que debe defender a un ladrón diciendo solamente “La Verdad, Toda la Verdad, y nada más que La Verdad” para horror de cuantos le rodean, que irónicamente (y con razón) lo dan casi por perdido. De hecho, esta imposibilidad acarrea multitud de consecuencias negativas y complicaciones para todo su entorno: “el Agujetas” y él pierden el juicio, su familia se ve privada de una importante cantidad de dinero, sus pagos pendientes se han retrasar como consecuencia, los empresarios capitalistas implicados en los negocios sucios que Antonio revela ven peligrar sus seguridad, Antonio debe enfrentarse a varias demandas por injuria, etc.

En el momento en el que sale de su hipnosis y se ve capacitado para mentir de nuevo, lo primero que hace es recurrir a las leyes. Fernán-Gómez parece querer expresar aquí que la función real de la legislación es amparar prácticas irregulares o abusivas. Los rateros de poca monta para los que trabaja (aunque ya sabemos lo que opina realmente Antonio del robo) son una representación, a pequeña escala, de los ladrones que verdaderamente dañan: los “peces gordos” de las grandes empresas.

La necesidad económica y sobre todo la estupefacción y el rechazo que está produciendo en su audiencia (el público del juicio, su familia, sus colegas de profesión) parecen ser los verdaderos responsables de que vuelva en sí –deja de decir “verdades” al ver llorar a Josefina- y comience a recitar un discurso que realmente acepten los que allí se encuentran. El director opta para ello por un montaje acompasado con el sonido de instrumentos de percusión, que nos priva de las palabras del Antonio que ha recuperado la consciencia. Son palabras que ya conocemos o nos podemos imaginar, así que no es necesario escucharlas.

Es reseñable la escena en la que Antonio y los sobrinos de “El Agujetas” discuten el modo de atracar una casa de forma que la pena que se les imponga resulte la menor posible. Aunque gracias a la película conozcamos lo difícil y peligrosa que es la vida de los rateros, Fernán-Gómez no es compasivo: hace un alegato de la vida honrada, del trabajo como único medio lícito (aunque inútil) para prosperar, criticando a su vez la blandura de unas leyes que permiten que muchos maleantes se libren del castigo que justamente les correspondería.

5.- Conclusión

La vida alrededor, película comprometida con el Realismo y pegada a los problemas cotidianos del ciudadano medio es, sin embargo, gracias a Fernán-Gómez, una vuelta de tuerca de la realidad, con la que obtiene un plus crítico y expresivo.


BIBLIOGRAFÍA


- AUMONT, J. y MARIE M.: Análisis del film. Paidós Comunicación, Barcelona, 1999
- HEREDERO, Carlos F., y MONTERDE, José Enrique: Los “Nuevos cines” en España. Ilusiones y desencantos de los años sesenta. Institut Valencia de Cinematografía, Valencia, 2003
- PÉREZ PERUCHA, Julio: Antología crítica del cine español 1906-1995. Cátedra/Filmoteca Española, Madrid, 1997
- Apuntes de la asignatura El viaje a ninguna parte: de Salamanca a Sitges (1955-1969)
- Apuntes de la asignatura Historia del cine
- http://www.guzmanurrero.es/index.php?option=com_content&task=view&id=35&Itemid=37





[1] HEREDERO, Carlos F., y MONTERDE, José: Los “Nuevos cines” en España. Ilusiones y desencantos de los años sesenta. Institut Valencia de Cinematografía, Valencia, 2003

miércoles, 1 de abril de 2009

Chica Vigalondo


Una de esas cosas que nunca se podrían esperar. Quién me iba a decir a mí que formaría parte de un trabajo de Nacho Vigalondo. Aunque fuera entre decenas de mujeres, en formato .jpg y durante menos de un segundo. Igualmente raro, raro, raro.

Marisa, el cortometraje en cuestión:

http://www.notodofilmfest.com/index.php?corto=17719 (seg. 8 y en los créditos)

viernes, 27 de marzo de 2009

Desde nuestra peña

Desde nuestra peña,
donde el mundo encoge
y la vida cotidiana queda atrapada en otro valle
esperando nuestro regreso,
el cielo nocturno se acerca repleto de estrellas
que nos rodean y nos envuelven
para que nos acerquemos a ellas
y podamos saludar a los que están arriba.

Desde nuestra peña
nunca tendremos más de 10 años
porque la Serna está ante nuestros ojos,
y también es nuestra,
y vuelve a convertirse en un enorme patio de juegos
del que no queremos bajar.

Y es que en la Serna caben todos nuestros universos
que compartimos
aunque volverán a separarse.
Y sólo importa el juego y la risa y el campo
y perdemos la vergüenza una vez más.

Desde nuestra peña
da igual que el mundo esté hoy más loco que ayer
da igual que seamos un poco mayores
o que todo sea diferente.
Porque si nos sentamos en nuestra peña, que antes no fue nuestra,
sabemos que el tiempo se detiene
y sólo somos nosotros
los que éramos
o los que somos.

lunes, 23 de marzo de 2009

This is the life


And you're singing the songs
Thinking this is the life
And you wake up in the morning and your head feels twice the size
Where you gonna go? Where you gonna go?
Where you gonna sleep tonight?

Foto: Las huellas de mis pies en unos Peligros fríos y casi desérticos. By me

viernes, 20 de marzo de 2009

Paper flowers


Sunshine. Yet, I hesitate to name our story that. For I think of us more as flowers in the attic. Paper flowers. Born so brightly colored, and fading duller through all those long, grim, dreary, nightmarish days when we were held prisoners of hope, and kept captives by greed. But, we were never to color even one of our paper blossoms yellow.

martes, 17 de marzo de 2009

Trailer de «Maridos de Sangre»

Por fin puedo compartir el trailer del cortometraje en el que tantos meses llevamos trabajando. A quienes os pasáis por aquí, os pediría una opinión (positiva o negativa) sobre lo que os parece, sugiere, transmite, provoca, etc. sin más información que la del siguiente vídeo y ya iré dando más datos. Queda menos para el estreno, a la espera de los últimos retoques de audio.