viernes, 10 de octubre de 2008

Y al que no le guste...

Me miran raro porque aunque llueva torrencialmente, si no llevo paraguas, no me paro. Sigo adelante empapándome la ropa, el pelo y los pies mientras la gente espera en los portales, bajo los techos, dentro de las cafeterías. Pero no se les ocurre que voy directa a casa y en cuanto llegue me quitaré la ropa mojada y me ducharé con agua caliente, ni que después de un día de trabajo lo último que necesito es que nada ni nadie me siga reteniendo donde no quiero estar, o que caminar por los jardines de Pereda con el cielo luminoso de las siete y media de la tarde, las gotas incesantes, el suelo limpio y reluciente y nadie a la vista es toda una delicia. O que igual son ellos los que se asustan por una tontería y no es que yo actúe como una aventada.

Lo mismo ni me están mirando. Igual es por el cansancio que provoca tanto sueño atrasado.

2 comentarios:

  1. Espero que sea solo cosa tuya.
    No mola que los demás te miren mal, te llamen raro, loco y demás, por hacer cosas que se salen de sus límites. Aunque uno se acaba acostumbrando, e incluso encontrando satisfacción en esa diferenciación social que le separa de los "normales".

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  2. Sinceramente, me daría igual si de verdad me miran mal por una tontería como esa. Y tiendo a pensar que no es cosa mía, sabiendo cómo es la gente.

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