lunes, 2 de abril de 2012

Día personal del Cómic y del Libro Infantil

Desde que descubrí la sección de cómics nuevos de la biblioteca, me gusta rebuscar entre los libros que hay en esas baldas, ver qué portadas me atraen y luego comprobar si el contenido se parece a lo que prometía el exterior. Relacionar esos nuevos volúmenes con otros míticos, pensar en lo diferentes a todo que me resultan algunos -los menos- y, en contadas ocasiones, sacar prestado alguno para dedicarle más tiempo.

Esto último hice con la novela gráfica Sangre de mi sangre, de Lola Lorente, cuyo título y el dibujo y colores de su portada me atrajeron inmediatamente. La descarnada historia que contiene su estética indie gira en torno a la amistad de Ralfi y Amanda, adolescentes que luchan por desarrollar una identidad auténtica pero que sufren a causa de sus relaciones familiares, -rivalidades fraternas y falta de comunicación con sus progenitores, perdidos en sus propias miserias-, y se refugian en su recíproca empatía. Los sueños y recuerdos, de los que se nutre esta especie de fábula, les permiten compartir con los lectores sus miedos, frustraciones, traumas y deseos insatisfechos.

Fundamentales son también para la narración el hermano pequeño de él, Adrian, entrañable nerd cargado de rencor y que desea ser ventrílocuo y la hermana pequeña de ella, Celine, una niña solitaria, entre ingenua y oscura, cuyo particular universo se encuentra en el bosque, donde ha creado su propia comunidad de "amigos" a base de muñequitos tallados de madera a los que intenta, con todo su empeño, conservar a su lado.

Me encanta cómo el cómic presenta a sus personajes a base de pinceladas aisladas, como si anunciaran argumentos independientes que poco a poco van permitiendo atar cabos. Se trata de un libro hipnótico, repleto de personajes cercanos, de sentimientos con los que es fácil identificarse, que conjuga con vigor la realidad y la fantasía, lo barroco y lo naif, el detalle y la síntesis.

Lo mismo que entre los tebeos me gusta rebuscar en la sección infantil, cuyos tomos están haciendo últimamente mis delicias. Gracias a este curioseo aleatorio basado en la parte más superficial de un libro, he descubierto lo que considero verdaderas joyas. 

El cuento que más me ha sorprendido en los últimos meses es Omega y la osa, de Guillaume Gueraud y Beatrice Alemagna. Otra historia de amistad entre un niño o niña y un animal, pero no una más, gracias a sus enormes y fascinantes ilustraciones cercanas al collage, que reúnen onirismo, magia, fascinación y una sensibilidad entrelazada con el dolor por lo ansiado y no vivido.

Por último, una recomendación especial es para mí la del libro Baby whiskers, el regalo perfecto para esos padres que se han olvidado de ellos mismos y han hecho de sus hij@s su única vida.

4 comentarios:

  1. De los que mencionas, el de la niña Omega es el que parece más interesante, tiene pinta de ser un poco Roald Dahl.

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  2. Pero no es novela, es un cuento con ilustraciones muy grandes y expresivas y poquita letra, aunque muy intensa.

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  3. Tomo nota de estos libros, pues no los conocía. Gracias por compartir y difundir.

    Besadetes

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  4. A ti por seguir apostando por ellos.

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