"[…]. Contactos, con vacíos y elipsis intenta definir un ámbito, un lugar espacio-temporal, el mundo que habitan los protagonistas, vaciado de narración, convertido solo en entorno físico, vivencial, existencial"
(Paulino Viota, revista Vértigo, nº 13/14, 1998).
Si me dicen el triste día de mi última clase con Santos Zunzunegui en la Universidad del País Vasco que lo tendría años después en la Filmoteca de al lado de mi casa hablando de una de sus incursiones en el mundo del cine, me hubiera costado bastante creérmelo. Aunque Bilbao y Santander no distan mucho (kilométricamente hablando), desde entonces he sentido que no resultaría fácil volver a sumergirme en el apasionante universo del responsable de la exacerbación de mi gusto por el Cine, la Narrativa y la Semiótica durante mis años universitarios.
(Paulino Viota, revista Vértigo, nº 13/14, 1998).
Si me dicen el triste día de mi última clase con Santos Zunzunegui en la Universidad del País Vasco que lo tendría años después en la Filmoteca de al lado de mi casa hablando de una de sus incursiones en el mundo del cine, me hubiera costado bastante creérmelo. Aunque Bilbao y Santander no distan mucho (kilométricamente hablando), desde entonces he sentido que no resultaría fácil volver a sumergirme en el apasionante universo del responsable de la exacerbación de mi gusto por el Cine, la Narrativa y la Semiótica durante mis años universitarios.
Santos Zunzunegui es catedrático de Comunicación Audiovisual en la UPV-EHU y un teórico de la Imagen imprescindible a nivel nacional. Sin embargo, sus esfuerzos creativos también han dado que hablar. El pasado 2 de Noviembre, la Filmoteca de Cantabria proyectó el film underground Contactos (Paulino Viota, 1970), contando para su presentación con Zunzunegui, que se inició como guionista en el mismo, junto a Viota. La programación de tal película formaba parte del ciclo “Oteiza y el cine”, que la institución organizó en colaboración con el Museo Reina Sofía y que buscaba contextualizar el trabajo del escultor Jorge Oteiza (1908-2003) a través de su relación con el cine.
Los autores compartieron con el público asistente sus recuerdos y opiniones sobre la película al terminar la proyección. Al principio de la velada incluso hicieron una apuesta, divertidos, ante sus discrepancias acerca de si alguien querría saber algo más o expresar en alto su opinión tras ver Contactos. Finalmente, en parte empujados por alguna tímida pregunta proveniente de la sala y en parte motu propio, pasaron un buen rato de diálogo con el público.
Así, explicaron que la impugnación que buscaba Contactos era múltiple. No sólo quería expresar una obvia disconformidad con la ideología franquista de la época, sino también con el cine clásico, que, recordó Zunzunegui, cuenta historias que permiten la evasión, que sacan al espectador de su vida para perderse en ellas, ocultando siempre el proceso de realización. Santos destacó el momento más significativo de la cinta en este sentido: un plano de dos minutos, el tiempo que tarda un personaje en dar la vuelta a una manzana. La coincidencia de tiempo real y tiempo del relato, sin ningún tipo de elipsis, resume, para él, la película. El final es abrupto (con una mirada a cámara) y no aparece nunca la palabra Fin, dejando claro que la historia podría continuar hasta el infinito.
Fotograma de Contactos |
La influencia de Oteiza se hace patente en la utilización de planos secuencia de diferentes duraciones, todos montados al corte. El escultor, durante su proceso creativo, buscaba una figura parecida a la escultura que tenía en mente y con apenas tres golpes conseguía la forma que deseaba, sin excesiva elaboración por su parte. Viota consideró que existe una cierta simetría en la obra: la que conforman dos largos planos colocados simétricamente que para él son sus dos columnas vertebrales.
Zunzunegui y Viota trataron también el tema de la retroalimentación de obras, dejando claro que no solamente La Diligencia (John Ford, 1939) influye en Ciudadano Kane (Orson Welles, 1941), sino que también ocurre a la inversa, ya que el visionado de la segunda ayuda a entender mejor la primera. Chocaron sus opiniones a la hora de considerar si los jóvenes de hoy están preparados para Godard y si disfrutan de su cine a causa de la influencia de la nouvelle vague en tantos cineastas actuales.
En cuanto a los autores underground españoles de los setenta, el catedrático vasco consideró que la mayoría no habían perserverado en su empeño excepto quizá casos aislados como el de Ricardo Franco. Viota entonó el mea culpa y reconoció que la cercanía de Zunzunegui quizá le habría estimulado a seguir por el mismo camino en el resto de su filmografía.
Criticó la cinefilia imperante en programas como Qué grande es el cine, en el que, según él, se limitaban a sentarse para alabar las bondades de las películas y contar anécdotas del rodaje y también en escenas como la de You're the one (José Luis Garci, 1995) en la que los dos bandos de la España franquista, se juntaban pacíficamente en un pueblo para ver la misma película. Y es que, como recordó Santos, el cine no lo puede todo.
A mi me gustaría saber qué opina de la peli de Tintín de Spielberg.
ResponderEliminarNo soy muy fan de este señor que digamos, pero le alabo la puya al programa de Garci y a los directores underground de los 70. El Viota podría haberse acogido al malditismo, que a Zulueta le estuvo dando réditos durante décadas.
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