Y no me equivocaba. El VHS tendría que convertirse en accesible para mí antes de que aquel día, años después, camino de casa de otra de mis tías, pudiera pedirle a mi madre que nos alquilara la película en un videoclub y así pudiéramos verla mi hermana, mi prima, ella y yo.
Así es como accedí por fin a My girl, la cinta que iba a convertirse en un referente continuo para mí. Por lo intensamente que me hizo sentir -casi se nos seca el lagrimal a causa de las seis veces que la vimos mientras la teníamos alquilada-, por su banda sonora -el primer CD que me compré-, por ese adorable nerd que interpreta el malogrado Macaulay Culkin -nunca ha interpretado un papel que me haya llegado tanto como el pequeño Thomas-, por la compleja sencillez de la trama, que narra con toda la naturalidad y crudeza el fin de la infancia de una niña en Pennsylvania en 1972 y de manera especial por su personaje protagonista, esa Vada Sultenfuss lista y resabiada -capaz de pronunciar frases del estilo de “Sólo me rodeo de personas a las que encuentro intelectualmente estimulantes”- y al mismo tiempo frágil y desvalida, perdida en un mundo que no entiende y que no encaja con su inocente lógica.
Yo creo que hube de esperar a que la pusieran en la tele.
ResponderEliminarla película es preciosa, y la banda sonora me recuerda tantas, tantas cosas estupendas de mi vida que llegó un momento en que no pude escucharla más, de tantos recuerdos que me trae. Gracias por recordármelo.
ResponderEliminarY gracias también por pasarte por mi blog, un beso.
Ya sabes lo que opino de esta peli y su secuela, supongo que no tengo nada con lo que identificarme
ResponderEliminar