Ayer por la tarde aproveché la oportunidad de acudir a una conferencia "sobre Los 80" a cargo de Lolo Rico, la periodista que dirigió La Bola de Cristal y La Cometa Blanca y escribió los guiones de otros espacios infantiles como Un globo, dos globos, tres globos o La casa del reloj.
La Biblioteca Central de Cantabria ha tenido a bien organizar durante la primera quincena de marzo una programación dedicada a la citada década, ofreciendo, entre otras actividades, proyecciones de películas realizadas entonces, una exposición de juguetes, objetos e imágenes de la época y, para finalizar, una charla con Rico, una de las figuras que, aunque mucha gente no conozca, marcaron la televisión de los 80.
Lo primero que llama la atención al escucharla es su discurso tembloroso, tímido e incluso entrecortado en ocasiones, con los lapsus de memoria lógicos para una mujer que nació en el 35. Y es que esa había sido siempre mi sensación al verla anteriormente en entrevistas, con su pelo gris y su discreta sonrisa, la de estar ante una mujer amable, visiblemente culta e inteligente, pero de quien, de no conocerla, no esperaríamos ninguna crítica antisistema.
Una se hace la absurda pregunta de cómo una mujer así ha podido dirigir a un equipo de más de 100 personas, el de su programa más recordado, La Bola de Cristal. Y más teniendo en cuenta que estaba al mando de gente como Pablo Carbonell, Pedro Reyes o Javier Gurruchaga. Pero cuando Lolo Rico habla de sus trabajos, se transforma ante los ojos de sus escuchantes y se aleja de su imagen "inofensiva". Se crece explicando cómo su programa contenía una clara ideología marxista, a la que ella aún se considera adscrita, y cuenta, con orgullo, cómo el programa reflejaba el cambio sociopolítico que supuso la transición en España.
La escritora define La Movida, cuya estética quedó impresa en La Bola de Cristal, como un movimiento vacío, que aunque era divertido, hizo mucho daño. "Era tan posmodernista que tenía que romper con todo lo anterior". Explica divertida cómo iba reclutando, ya fuera en Rockola o en la peluquería de su barrio, a todo aquel personaje que consideraba potencialmente interesante para el espacio, como le sucedió con Santiago Auserón.
Aunque eché en falta más referencias a La cometa blanca o Un globo, dos globos, tres globos, espacios que aunque quizá no tan "diferentes", también marcaron una época, la charla estuvo plagada de anécdotas curiosas, como las derivadas de la poco ortodoxa manera de trabajar de "Pedro y Pablo" (como ella llama a Reyes y Carbonell), la primera vez que vio a Alaska por la calle ("yo quería para mi programa a aquella chica fascinante con el pelo lleno de trencitas de colores") o los problemas que acarreó su irónica crítica de los colegios privados. Explicó que el título, e incluso la idea para el espacio, surgió aquel día de su infancia en el que su abuela calificó a la radio que ella misma le había regalado, como "cosas de brujas".
La clave que creo que explica la esencia de La Bola de Cristal la dio Rico cuando consideró que los niños no deben entenderlo todo. Porque si lo entienden todo, no se preguntan nada. Querer saber es la filosofía que, para mí, desprendía buena parte de la televisión que tanto disfruté durante los primeros años de mi vida y que la escritora intentó inculcar a esas dos generaciones "tan majas" que entretuvo con el programa.
Yo no creo que sean "tan majas", aunque a saber como eran las anteriores...
ResponderEliminarEstuvo muy, muy interesante la charla. Has hecho un buen resumen y condensado bien las ideas de todo lo que habló.
También me impresionó a mi como esa "anciana" entrañable puede convertirse en alguien tan radical y de propraganda política sin perder ese toque de ternura y calma.