Me miran raro porque aunque llueva torrencialmente, si no llevo paraguas, no me paro. Sigo adelante empapándome la ropa, el pelo y los pies mientras la gente espera en los portales, bajo los techos, dentro de las cafeterías. Pero no se les ocurre que voy directa a casa y en cuanto llegue me quitaré la ropa mojada y me ducharé con agua caliente, ni que después de un día de trabajo lo último que necesito es que nada ni nadie me siga reteniendo donde no quiero estar, o que caminar por los jardines de Pereda con el cielo luminoso de las siete y media de la tarde, las gotas incesantes, el suelo limpio y reluciente y nadie a la vista es toda una delicia. O que igual son ellos los que se asustan por una tontería y no es que yo actúe como una aventada.
Lo mismo ni me están mirando. Igual es por el cansancio que provoca tanto sueño atrasado.
Espero que sea solo cosa tuya.
ResponderEliminarNo mola que los demás te miren mal, te llamen raro, loco y demás, por hacer cosas que se salen de sus límites. Aunque uno se acaba acostumbrando, e incluso encontrando satisfacción en esa diferenciación social que le separa de los "normales".
Sinceramente, me daría igual si de verdad me miran mal por una tontería como esa. Y tiendo a pensar que no es cosa mía, sabiendo cómo es la gente.
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